Spanish English French Italian Portuguese

Conclusiones del I Congreso Internacional de Educación Rural, Cortes de la Fra. 6 abril, 2024.

     

CONCLUSIONES I CONGRESO INTERNACIONAL DE EDUCACIÓN RURAL SIGLO XXI

‘Por una educación rural para la repoblación’

Cortes de la Frontera (Málaga) 4-6 abril, 2024

 

                                                                                             

Habida cuenta del papel que deberán desempeñar todas las agriculturas del mundo en la construcción de un futuro habitable para la humanidad, es preocupante constatar hasta qué punto la opinión pública los expertos están alejados de las cuestiones agrícolas, y hasta qué punto incluso quienes tienen a su cargo las cuestiones agrarias desconocen toda la riqueza de la herencia agrícola de la  humanidad.

Marcel Mazoyer y Laurence Roudart

 

A nosotros los mayas nos enseñan desde pequeños que nunca hay que tomar más de lo que necesitas para vivir.

Rigoberta Menchú. Premio Nobel de la Paz

  

            Hemos matado a la cultura campesina y no la hemos sustituido por nada, al menos, por nada noble.

                                                    Miguel Delibes

 

Reunidos en Cortes de la Frontera (Málaga) para reflexionar desde una perspectiva crítica sobre la situación de supervivencia en la que se encuentra el medio rural, ahondando en las causas socioeducativas, culturales y político-económicas, más de 150 personas de todo el país y con la participación de experiencias Honduras, Argentina, Chile, Brasil, Filipinas, Camerún, Colombia y Guatemala, han celebrado el I Congreso Internacional de Educación Rural con el lema ‘Por una educación rural para la repoblación’. Organizado por el Grupo de Investigación PROCIE-Universidad de Málaga, la Confederación de Centros de Desarrollo Rural (COCEDER), los Colectivos de Acción Solidaria (CAS), el Instituto Paulo Freire España, la Universidad Rural P. Freire Serranía de Ronda-Cdr. Montaña y Desarrollo; y la colaboración del Ayuntamiento de Cortes de la Frontera, la Diputación Provincial de Málaga y la Revista Soberanía Alimentaria, Biodiversidad y Culturas,

Se hace evidente que estamos ante una situación de alarma acerca de la supervivencia de la especie humana en el planeta. Según todos los estudios científicos recientes y acuerdos internacionales en el ámbito del cambio climático, si no hay una radical corrección del rumbo productivo en las relaciones ser humano-naturaleza, la amenaza del colapso ecológico y del ecocidio aumentará considerablemente hasta el punto de hacerse irreversible. Y esto significa promover de facto el equilibrio territorial campo-ciudad, además de movilizar los recursos propios y nuevas actividades socio-productivas de economía verde, una apuesta clara por implicarse en la lucha contra el cambio climático, la transición ecológica y por superar las disfunciones provocadas por la industrialización y la concentración urbana.

Como consecuencia de ello en la Agenda para el Desarrollo Sostenible de la ONU (2015-2030), se articularon los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)  que “constituyen un llamamiento universal a la acción para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas y las perspectivas de las personas en todo el mundo. En 2015, todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas aprobaron 17 Objetivos como parte de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en la cual se establecía un plan para alcanzar los Objetivos en 15 años”[1]. Además de poner fin a la pobreza en el mundo, los ODS incluyen, entre otros puntos, “erradicar el hambre y lograr la seguridad alimentaria; garantizar una vida sana y una educación de calidad; lograr la igualdad de género; asegurar el acceso al agua y la energía; promover el crecimiento económico sostenido; adoptar medidas urgentes contra el cambio climático; promover la paz, la educación permanente y facilitar el acceso a la justicia”. El Pacto Verde Europeo (PVE-2020) está en esa línea de reducción de emisiones, desafección entre crecimiento económico y uso abusivo de recursos naturales y de equidad humana.

Vemos con acierto que se han iniciado las primeras políticas de Reto Demográfico y numerosos programas de las distintas administraciones públicas europeas, estatales, regionales y municipales. La misma UNESCO viene trabajando para la ‘Educación del cambio para la transformación social y el desarrollo sostenible, con especial atención al cambio climático, proponiendo nuevos enfoques curriculares de enseñanza/aprendizaje desde el concepto ‘Green Schools’ (Escuelas Verdes), como centros de innovación para el territorio[2].

Este Congreso ha servido como espacio de encuentro e intercambios de personas, colectivos y entidades públicas, que ha logrado la presencialidad humana post-Covid, superando una realidad donde las relaciones personales están mediatizadas por una excesiva cultura tecnológica que priva del afecto y la cercanía. Habiendo sido expresión de un debate rico de ideas y de la manifestación de la rabia contenida por la marginación a la que nos hemos visto relegados en los dos últimos siglos; así como, de los sueños-esperanza que deseamos seguir dándole forma con estos nuevos lazos comunes, desde el trabajo diario que se hace en la ruralidad silenciada.

En este sentido, como agentes de la educación no podemos sentirnos al margen de los distintos conflictos bélicos que se están produciendo en forma de lucha por el control político, económico y cultural de las fronteras, teniendo a la población civil como protagonista desgraciado en forma de atropellos, desplazamientos en masa, genocidios, etc. Desde nuestro ámbito se ha de trabajar una educación de valores crítica que tenga a la cultura de paz en el centro de sus objetivos.

En este marco de trabajo las primeras conclusiones que se han podido extraer refieren a:

1.En el ámbito de las políticas públicas

La necesidad de introducir cambios estructurales en el contexto de las políticas de desarrollo rural que se dirijan a regenerar una nueva economía para los pueblos, especialmente, en aquellas que afectan al ámbito educativo, formativo y el fomento de la iniciativa social que pueden revertir la sangría poblacional, cultural y económica. Cambios que no vengan, como hasta ahora, dispuestos por una tecnocracia ajena a la realidad rural y cuenten con la percepción y la participación de las poblaciones y sus saberes locales. Las políticas y la administración pública debiesen de estar al servicio de las comunidades rurales y no al contrario, como parece suceder.

La ineficacia del gobierno general en las administraciones públicas de una excesiva burocracia paralizante en todos los ámbitos, la falta compromiso y fluidez de la gestión y atención a la ciudadanía, es uno de los grandes hándicaps que tiene el medio rural. Muchas de las estructuras y normativas fueron concebidas, y responden, a las lógicas y los requerimientos de las economías industriales de concentración, pero tienen muy mal encaje en las complejas, heterogéneas y variadas realidades de los pequeños pueblos.

También en la necesidad de establecer políticas que mejoren las condiciones de acceso a la vida socioproductiva para la fijación de la población local, y la llegada de nuevos pobladores en distintos ámbitos: incentivos y fiscalidad, acceso a vivienda, servicios públicos, energías alternativas, transformación agroalimentaria,  ordenación del territorio y nuevos enfoques para la conservación cultural de la naturaleza; así como, laa gestión agroforestal y ganadera desde el enfoque de la agroecología desde la pequeña producción y la prestación de servicios ecosistémicos,

2.En el ámbito de una nueva relación con la naturaleza y la lucha contra el cambio climático.

Una relación en armonía con la naturaleza como sostén biofísico que hace posible la vida en todos sus sentidos. El medio rural es el espacio nutriente de las bases de la vida en la urbe: aire, agua, alimentos, energías, materiales, mano de obra…; sin poblaciones activas en pueblos o aldeas su gestión socioeconómica y cultural quedaría huérfana -como está sucediendo- poniendo en peligro el futuro de las generaciones venideras. La nueva educación ha de considerar este hecho como fuente de conocimiento por todo lo que nos aporta, por el inmenso y diverso recurso pedagógico de sabidurías idiosincráticas de cada territorio. Una educación que nos ayude a ser conscientes de nuestra ecodependencia con la naturaleza, y de esa necesidad imperante de un compromiso de cuidado y amor a la tierra que nos acoge y alimenta.

La ciencia agroecológica ha demostrado en las últimas décadas que el modelo de gestión del territorio desde la cultura campesino-rural de orden familiar, apegada a una relación de proximidad en sus interacciones y a tecnologías de bajo impacto medio ambiental, ralentiza el cambio climático frente al modelo agroindustrial y tóxico imperante.

Se debiera de transitar desde una arcaica visión estrictamente antropocéntrica, a una nueva que nos lleve a sentirnos integrados en la naturaleza, en tanto que somos organismos vivos, tanto como los que nos rodean. Es decir, a una experiencia vital que tienda hacia el biocentrismo, donde se construyan unas nuevas relaciones holísticas hombre-natura. Una nueva cultura que no insista en la manipulación indiscriminada del medio, sino en el intercambio consciente, sensible y protector.

 

3.Recuperación de la vida comunitaria rural: cuidado, protección y afectos mutuos.

La educación debe contribuir a construir una sociedad que ponga la vida en el centro, la vida de todas las personas, también de todos los seres y espacios vivos que nos determinan. Por ello, entendemos que la comunidad es el marco idóneo de desarrollo de las capacidades sociales, de la aceptación de uno mismo y de los demás. Esto contribuye a fomentar la ayuda mutua y la capacidad de dar, poniendo en valor la importancia de los vínculos y los afectos. La comunidad rural debe regenerarse desde su sustancial origen, como semilla de relaciones, como espacio imprescindible de aprendizaje, donde compartir, conocer, valorar los saberes de todos/as y donde construir en común propuestas de futuro.

Economía viene del griego ‘oikos’, administración del hogar en un sentido humano y ecosistémico con su territorio. Se hace necesario una economía para los pequeños pueblos, aquella que, en primer lugar, recupera, rehabilita, actualiza y moderniza de forma integral e integrada su Sistema Agroecológico Local (SIAL)[3], - o sea su economía histórica, original y genuina vinculada a los aprovechamientos sostenibles de sus recursos naturales-; en segundo lugar, incorpora de forma complementaria nuevas opciones y actividades económicas de otros sectores que diversifican su base socioeconómica, contribuyen a incrementar la demografía y a hacer más compleja, cohesionada, variada y rica la estructura social de la comunidad. Sobre estas dos bases económicas, la agroecológica histórica y la diversificada y complementaria de nuevo cuño, se debería construir el nuevo orden económico y la nueva comunidad de bienestar en la aldea.

4.Una nueva visión del currículum educativo: programas educativos que tengan en cuenta el conocimiento del territorio.

Se debe abrir una nueva ‘óptica rural’ en el desarrollo de los contenidos y metodología dentro del sistema educativo, así como, en las estrategias de educación no formal. Somos comunidades educadoras, estamos donde se genera y se regenera la vida; tenemos mucho que aportar para construir otras relaciones con las personas entre iguales, y así recuperar el valor de lo común, el contacto con la naturaleza. Algo tan necesario y sanador, las relaciones pausadas, la escucha activa de las personas mayores y las insustituibles relaciones intergeneracionales que nos enseñan aprendizajes adaptados a los territorios. Un currículum base construido a partir de los valores democráticos, que incluya la realidad de las diferentes goegrafías y especificidades de lo rural. Un currículum abierto que permita, teniendo en cuenta lo anterior, la definición concreta de las líneas de trabajo y de la metodología a cada comunidad educativa. ‘No hay texto sin contexto… enseñar exige escuchar… no ha enseñanza sin investigación e investigación sin enseñanza… mirar el pasado solo debe de ser un medio para entender con mayor claridad qué y quiénes somos, para poder construir de forma más inteligente el futuro’, nos legaba Paulo Freire.

Se hace necesario la reprogramación de un currículum para el total del sistema educativo, y en particular para el de ámbito rural, en el que se incorpore la ‘óptica rural’ como un elemento transversal de contenidos. Hasta ahora la visión que aparece en el mismo se diseña desde presupuestos urbanocéntricos, donde este contexto social ocupa un lugar marginal. Así como introduciendo procesos de aprendizaje vinculados a servicios a la comunidad rural tanto orientados al alumnado, a los equipos docentes y las AMPAS, con el objetivo de enfocar propuestas de cambio social de la realidad. Estas dinámicas permiten trabajar la identidad local con la problematización de las necesidades reales. Decía Paulo Freire que ‘la educación era un acto de amor y, por lo tanto, un acto de valor.

5.La organización educativa y la formación del profesorado desde una óptica rural y de ética ambiental

Se cierran las escuelas porque no hay niños/as, ¿no sería mejor abrir las escuelas para que haya? Esta premisa es esencial. Teniendo en cuenta que el criterio de rentabilidad monetaria de los servicios educativos de este ámbito no debe de ser nunca un obstáculo, como ocurre en el mundo urbano. Esta nueva visión política y económica implica que las estrategias educativas no dependan de un cálculo contable de la ratio población/voto en las urnas. Ello implica un regeneración y reorientación de la financiación de políticas, teniendo en la investigación educativa de índole cualitativa y participativa, sobre las praxis que ya están en los territorios, abriendo nuevos campos de experimentación. 

El profesorado adscrito a este contexto está de paso en su mayoría, desconoce la realidad territorial y, por este hecho, es complejo poder implementar proyectos educativos con identidad propia y adaptados a las realidades de las comunidades rurales. La formación del profesorado debe abrir vías para impulsar una formación específica para la docencia rural, de carácter crítico, comunitario y participativas. Donde la investigación educativa sea una fuente de aprendizaje y estímulo. Incluyendo un perfil profesional específico que contemple el conocimiento y formación para abordar la realidad de la escuela rural (aulas multigrado, diversidad, metodologías y herramientas educativas). Una formación que transmita la importancia imprescindible de conocer profundamente al alumnado en su individualidad y también como parte de la familia, de la comunidad y el contexto campesino-rural del que procede y al que pertenece. Una formación que le sensibilice y le ayude a comprender la importancia de la comunidad en el proceso educativo, de la necesaria intermediación entre el saber científico-saber popular; y de las características que determinan las relaciones de las personas con su contexto biogeográfico.

Es de suma emergencia una formación crítica profesorado. El aprendizaje debe llevar placer, entusiasmo, alegría y amor, educación en valores, ‘saber, ser y estar; todos educamos y somos educados’. Compromiso social, respeto a la biodiversidad, corazón ya vida.

Esto implica un regeneración y reorientación de la financiación de políticas, teniendo en la investigación educativa de índole cualitativa y participativa sobre praxis que ya están latentes en los territorios, y abriendo nuevos campos de experimentación.

6.Educación no formal, educomunicación y la educación permanente.

La educación no se circunscribe al ámbito escolar o académico, cruza y traspasa este sistema y se enlaza e integra con la vida, en lo que conocemos como educación permanente o educación a lo largo de la vida (educación expandida). Se hace necesario, por tanto, revisar, localizar y conocer otras experiencias más o menos sistematizadas de educación rural, que se desarrollan en este contexto vía otras entidades profesionales y sociales en el territorio, que están llenas de potenciales y riqueza de aprendizajes.

Es necesario regenerar ofertas formativas con perspectivas críticas para el mantenimiento dinámico del mundo rural, explorando fuera y en interacción con los marcos académicos, y también de forma vinculada con las políticas de desarrollo rural. A lo largo de la historia se han desarrollado pedagogías de educación popular con efectos muy relevantes, Freinet, Ferrer i Guardia, Escuela Barbiana, Movimiento sin Tierra de Brasil, Institución Libre de Enseñanza, Colegios Familiares Rurales, Escuelas Campesinas…La revisión de estas praxis componen un rizoma pedagógico pueden enriquecer las bases para esta nueva educación rural que hemos de construir colectivamente todos los actores de la comunidad implicados.

La alfabetización digital y audiovisual es una necesidad imperante en la sociedad actual. Este nuevo lenguaje impera en la llamada ‘sociedad de la información y el conocimiento’. La aparición de nuevas tecnologías, nuevos valores y el surgimiento de procesos de cambio cultural hace que, en términos generales, podamos considerar que nos encontramos en la transición del ordenamiento propiciado por la industrialización hacia nuevos modelos de generación de economía y modos de vida. Las tecnologías telemáticas ya disponibles y generalizadas, abre unas nuevas posibilidades de teletrabajo para la desconcentración de personas trabajadoras de las grandes empresas y las administraciones públicas condensadas en las ciudades; así como, para las tecnologías disponibles destinadas a producir localmente energía renovable, las nuevas empresas vinculadas al aprovechamiento de recursos o el reciclaje, la innovación y la responsabilidad social y ambiental corporativa, la alimentación de proximidad… constituyen un conjunto de herramientas, oportunidades y valores que se ponen a disposición de los pequeños pueblos para que con estos nuevos ingredientes puedan reorganizar su propio modelo de desarrollo local.

La educación rural del siglo XXI debe estar presente no solo como transmisora bancaria de contenidos (adoctrinamiento), sino como actor con personalidad y pensamiento propio (liberadora), y desde su propia identidad histórico-agraria y campesina. Así como potenciar la creatividad social y la cultura de la iniciativa social y emprendedora. Vivir es un hacer y emprender permanente desde los mecanismos de la adaptación al medio y la reinvención.

7.La dimensión socio-cultural

La educación debe sostener a los procesos socioeconómicos desde la visión del desarrollo comunitario, como identidad de un pueblo capaz de pensar, decidir y actuar. Una cultura creada desde lo cotidiano, de reconocimiento de lo propio, de nuestros saberes y el de las personas de nuestro entorno que nos han precedido para trascender a lo global, al reconocimiento de otras culturas, saberes y creaciones del resto de pueblos del mundo.  Atendiendo de manera específica al rescate de los ancestrales saberes locales campesinos (memoria biocultural), que la ciencia agroecológica ha demostrado que son válidos para la gestión eficiente y sostenible en la lucha contra el cambio climático (agricultura familiar). Dentro del ámbito de la Soberanía Alimentaria de los pueblos del mundo, donde prima el valor del arte alimentario como derecho humano-salud con prácticas agronómicas que ralentizan el cambio climático; y no como un negocio agroindustrial de escala global, donde prima el control de alimentación y una alta toxicidad en emisiones de carbono a la atmósfera. Así como al ejercicio de la igualdad y la justicia en todos sus contextos (paz, etnias, género, derechos laborales, inmigración…).

A los pueblos y aldeas nos les queda mucho tiempo de vida, la sangría de la despoblación es un síntoma de enfermedad orgánica, si no hay un emergente proceso de transición desde de una cultura hegemónica urbanocéntrica a un modelo cultural y político consciente del factor esencial de la vida y el medio rural para el sostenimiento de la población humana: el arte alimentario, los valores comunitarios de la sociedad campesino-rural nutricia y la redacción de unas nuevas relaciones campo-ciudad desde el valor de la tierra y la ética ecológica.  

La sociedad actual aún no ha tomado conciencia de este hecho y otro modelo ético y económico de desarrollo es urgente y necesario. Está en juego no solo la supervivencia del contexto rural sino el de la sociedad en general.

8.De isla a archipiélago: la fuerza humana de la red social

En estos días hemos escuchado voces que manifestaban la degradación demográfica y sociocultural y la necesidad de red desde las diferentes particularidades. En diferentes lugares del mundo tenemos retos y necesidades similares. Si algo nos ha quedado claro de este Congreso son las enormes potencialidades pedagógicas de los entornos rurales, y se hace necesario creer en ellas: las personas que vivimos en los pueblos, los equipos docentes y las administraciones públicas, las cuales deben de hacer un esfuerzo por adelantarse a los tiempos y estar al servicio de la sociedad y no a la inversa como está sucediendo.

Hemos de ser consciente de la fuerza y el conocimiento para luchar por un nuevo modelo educativo más abierto y entroncado a la comunidad, más libre, como decía María Montessori: ‘debemos agitar la vida y dejarla libre para que se desarrolle’.

Solo desde la creación de vínculos humanos entre las propias comunidades rurales y entre los territorios desde una visión internacional (local-global), podremos seguir empujando una toma de consciencia personal y colectiva para encarar otro modelo de desarrollo menos agresivo y mas acorde con las necesidades ecológicas, de justicia y equidad social.