El termino educación necesita ser revisado desde su origen etimológico. Por un lado, se le asocia a los antecedentes latinos ‘educatio’ (crianza) que se da en el contexto del vivir familiar y sociocultural ; y por otro, con el de ‘educere-educare’, en el sentido de extraer afuera, de guiar y conducir de unas generaciones a otras en su integración y revelación social.

Por ello, la educación del siglo XXI en cualquiera de sus ámbitos territoriales, rural o urbano, ha de contemplar ambos aspectos y no circuscribirse fundamentalmente a la educación reglada. ‘El niño aprende a pesar de la escuela’, afirmaba un maestro y hoy el celular es la herramienta educativa más influyente. Sin que esta afirmación sea un menosprecio a la formación del sistema educativo oficial, pretender ser una constatación la educabilidad siempre ha escapado a los enclaves académicos, y se ha trasladado directamente a la interacción social de la vida: entorno familiar, social y ahora también global.

Una buena parte de los aprendizajes se producen en la realidad virtual: el desarrollo de las redes sociales mediante la operativa tecnológica de internet, nos ha enlazado a la mayoría del conjunto de la humanidad. La educación ha roto también las fronteras espacio/temporales mediante el poder de transmisión del lenguaje audiovisual. Si en el siglo XX el reto era abrir procesos de educación popular con el objetivo de la alfabetización lecto-escritora y sociocultural, el de hoy debiera ser el de la alfabetización telemática y audiovisual. En tanto en cuanto que quién controla y emite el mensaje domina el medio y está en mejor oposición para la transmisión de valores, contenidos, ideologías, actitudes... que quién se siente sorprendido y admirado por el producto tecnológico en su incontinente uso. 

Imagen de la web Revista UNAM

En el Informe de la Comisión Internacional para el Desarrollo de la Educación titulado "Aprender a ser. La educación del futuro‘ (UNESCO), sin restar importancia a la educación formal, manifestaba la necesidad de potenciar otras modalidades: la educación no formal e informaL. Abriendo paso a lo que hoy se denomina aprendizaje incidental, educación expandida y ecologías de aprendizaje.

En este sentido, son numerosas las ofertas de aprendizaje que se desarrollan en el medio rural fuera del ámbito formal, especialmente en el área de la formación para el trabajo. Entidades públicas (Aytos., Mancomunidades, Diputaciones, CC.AA.) y privadas (organizaciones profesionales, ongs...) de toda índole, ofrecen servicios con escasa planificiación estratégica coordinada. De ahí quizá una miope visión cortoplazista versus la perdurabilidad del medio/largo plazo. Cada cual sigue una estrategia propia sin una visión integral determinante. Probablemente esta sea una de las causas principales de la ineficacia entre inversión formativa, obsolescencia y precarización del empleo.